Este 14 de enero, “Día del amor y la amistad”, evocamos al poeta argentino Juan Gelman, cuya lírica cantó al amor en un discurso tierno, apasionado y, en ocasiones, hasta desolado, dolido, pero que permanece como llama viva.
Audaz, novedosa, la poesía de Gelman no envejece y está en libros como Violín y otras cuestiones, El juego en que andamos, Velorio del solo, Gotán, Cólera buey, Traducciones III. Los poemas de Sídney West, Fábulas, Relaciones, Sí dulcemente, Hechos y relaciones, Hacia el Sur, Interrupciones I, Interrupciones II, Anunciaciones, Carta a mi madre, Salario del impío, Dibaxu, Incompletamente, Valer la pena, País que fue será, Mundar, Del atrásalante en su porfía, Bajo la lluvia ajena, Hoy…entre otros.
Su aventura creativa se enriqueció también con la prosa. Obtuvo varios lauros: el Premio Nacional de Poesía, en Argentina, el de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, los Iberoamericanos de poesía, Pablo Neruda y el Reina Sofía así como el Premio Cervantes.
Amigo de Cuba, Gelman falleció, en 1983, en Ciudad de México.
Hay una zona de su poesía construida desde lo más íntimo, los momentos hermosos que la pasión amorosa suele brindar. Para los que conocen de esos goces, el acento lírico de este bardo genial en Una mujer y un hombre.
Una mujer y un hombre llevados por la vida
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen salir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz,
una mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.