Monumento insignia al Héroe Nacional




Patria chica de ilustres habaneros, como el Héroe Nacional José Martí, La Habana acoge en su no menos emblemática Plaza de la Revolución, al Memorial que rinde homenaje permanente al más universal de los cubanos.
Ubicada en la otrora Plaza Cívica, hoy de la Revolución, en las avenidas de Rancho Boyeros y Paseo, el sitio es hoy escenario de relevantes, marchas, asambleas y concentraciones populares, donde millones de cubanos se han reunido reiteradamente durante los últimos 60 años para proclamar en parlamento público su voluntad de realizar y preservar su utopía política y social. El Memorial que la honra  rinde tributo eterno al Héroe Nacional de Cuba.
Inaugurado el 27 de enero de 1996, en un acto presidido por el Comandante en Jefe Fidel Castro, el monumento insignia de la Plaza de la Revolución que lleva su nombre, le valió al arquitecto Aquiles Mesa y al escultor Juan José Sicre, el premio del concurso convocado en 1943 para la construcción, la cual se extendió hasta 1958.
En el pasado, esa amplísima explanada que se ha convertido en el lugar más concurrido de Cuba en determinadas fechas históricas y otras convocatorias. Allí estuvo enclavada la Ermita de los catalanes. Tras desmontar, pieza a pieza, la ermita, reconstruida luego en la Avenida de Rancho Boyeros, se empezó a erigir el Monumento en áreas de un proyectado Centro Cívico.
Entre los años 1938 y 1952 se convocaron tres concursos para el proyecto del Monumento a Martí, engavetados todos esos años. La realidad era que la construcción de la famosa Plaza Cívica encubría fabulosos negocios y fraudes.
No fue hasta 1958 que se inauguró la Biblioteca Nacional, inicialmente propuesta como monumento insignia de una Plaza Cívica que llevaría el nombre de José Martí, que fue ganando en integralidad. La estatua gigantesca erigida a Martí, obra del escultor José Sicre, quedó sin terminar a la huida de Batista, y la finalizó el Gobierno Revolucionario.
Es de mármol y mide 18 metros y la corona una estrella de cinco vértices con armazón de hormigón y acero revestido en mármol blanco con murales de cerámica veneciana verde, obra del artista Enrique Carabia. En ellos, impresas con letras laminadas en oro, se leen cerca de 90 citas, casi todas localizadas en las obras de Martí. Encarna al Apóstol sentado, en actitud meditativa y  desde las galerías de observación se vislumbra un área de 60 kilómetros. Los terrenos para el complejo munumentario y sus alrededores costaron tres millones de pesos y el obelisco en sí, más de tres millones y medio.
Cinco salas favorecen el culto y la difusión del legado martiano, centro del variado trabajo histórico y cultural que la institución despliega; cuatro de ellas se dedican a exposiciones con fotos personales y objetos relacionados con la vida y obra del Apóstol de la independencia de Cuba. Otra de las salas acoge exposiciones transitorias con el quehacer de destacados artistas de la plástica, como los pintores Carlos Enrique, Víctor Manuel y Nelson Domínguez.
Durante décadas, el Memorial cumplió funciones protocolares. Sirvió y ha seguido siéndolo después de inaugurado el Memorial, para rendir homenaje a destacadas personalidades de la historia y la cultura cubanas en su fallecimiento, entre ellos a Celia Sánchez, Vilma Espín y Juan Almeida, para el abanderamiento de delegaciones deportivas, entrega de premios a destacados personalidades de las artes y las letras, además de recibir la visita de importantes delegaciones visitantes y de nuestro pueblo. .
El 26 de julio de 1959,  en histórica conmemoración, un millón de personas, entre ellos, 100 000 campesinos, desfiló por la entonces Plaza Cívica, devenida Plaza de la Revolución José Martí. De entonces a la fecha, la Plaza de la Revolución José Martí y su monumento memorial a la figura del Maestro, señorean la ciudad que el próximo 16 de noviembre arribara a su 500 cumpleaños de fundada.


Por: Marilys Suárez Moreno